Dialogamos con Yessica García, artista plástica, fotógrafa y muralista de Buenos Aires. Influenciada desde chica por estas pasiones, hoy integra diversas disciplinas en el resultado de su trabajo. Charlamos acerca de sus motivaciones, su recorrido, sus proyectos a futuro y sobre qué la animó a pintar en la calle y en grandes formatos.
Murales Buenos Aires: – ¿Cuándo te empezó a interesar la pintura como práctica, qué te atrajo de esta disciplina?
Yessica García: – La pintura comenzó a interesarme desde muy pequeña. Mi madre fue una gran influencia, ella es artista plástica, estudió Bellas Artes y es grabadora. Por ello para mí fue muy natural el vínculo con el arte, en casa siempre estuve rodeada de pinturas, esculturas, grabados, dibujos, etc. A los nueve años comencé una escuelita de arte a la que asistía en horario extraescolar. De la pintura me atraía el terminado. Siempre veía bocetos, dibujos en carbonilla, estudios de las formas, pero cuando veía una pintura me daban ganas de hacer un buen dibujo y pintarlo automáticamente. Siempre tuve conexión con diversas disciplinas artísticas, la música también era un área de interés para mí y aún lo sigue siendo.
«Comencé a pintar en la calle y en paralelo inicie un taller de muralismo. Desde entonces no paré de pintar en la ciudad».
– ¿Cómo fueron tus comienzos con el muralismo, en qué momento de tu recorrido decidiste probar pintar en la calle, en los muros, en la vía pública?
– Yo creo que fue un proceso que se dio de manera inconsciente. Una búsqueda personal me llevó sin querer a involucrarme con el muralismo. En mis últimos años de estudio comencé a realizar dibujos, pinturas, collage y grabados en grandes formatos. Mis profesores me incentivaron para que proyecte mis trabajos en espacios donde podía desarrollarlos de un modo más afín al resultado que buscaba obtener. Cuando finalice mis estudios comencé a pintar en la calle y en paralelo inicie un taller de muralismo en la Universidad de Tres de Febrero. Desde entonces no paré de pintar en la ciudad.
«Los artistas muralistas corren con la ventaja de utilizar la calle como vidriera de sus obras. Ahora es el galerista quien se contacta con los artistas con el interés de llevar su obra a su galería».
– A diferencia del arte de caballete, el mural es una pieza de arte fija que no puede trasladarse, no es móvil, no puede intercambiarse, ni venderse como un cuadro. ¿Cómo cambia estas características las reglas de juego dentro de lo que es el mercado del arte?
– Yo creo que las reglas cambian y mucho. Conozco varios artistas que comenzaron a pintar directamente en la calle sin tener obra en pequeños formatos y las galerías comenzaron a contactarlos para hacer muestras de sus obras. Y estos artistas comenzaron, no solo a realizar murales, sino también a realizar obras en bastidores. Ahora es el galerista quien se contacta con los artistas con el interés de llevar su obra a su galería.
Más allá de que los murales no puedan trasladarse, ni venderse, los artistas muralistas corren con la ventaja de utilizar la calle como vidriera de sus obras para que conozcan su trabajo y luego insertarse un poco en el mercado utilizando otros formatos adaptables, o participando de eventos privados, etc.
«La calle te sorprende, Muchas veces suceden cosas que uno no espera, o incorpora elementos observando lo que sucede en ese espacio y modifica la obra a medida que la realiza».
– ¿Qué diferencias, en líneas generales, hay para vos, entre la pintura de lienzo/caballete y el arte mural en cuanto a experiencia y a técnicas? ¿Y cómo trabajas vos en uno y otro caso?
– Creo que tanto la técnica como la experiencia son muy distintas. Cuando uno realiza pintura de caballete, (si no hace pintura de paisaje), generalmente trabaja dentro de su estudio. Eso hace que sea un trabajo muy solitario, de una gran introspectiva y de un diálogo unipersonal de uno con su obra. Existe otro tipo de intimidad. Y los tiempos son diversos. Uno puede retomar la obra cuando lo desea.
Cuando uno pinta un mural, por lo menos en mi experiencia, nunca está solo. El trabajo es más disperso, requiere de más esfuerzo físico y también de una cuota de incertidumbre. Muchas veces suceden cosas que uno no espera, o incorpora elementos observando lo que sucede en ese espacio. Es decir, quizás modifica la obra a medida que la realiza. Eso sumado a que siempre la calle te sorprende.
También el trabajo depende de otros factores, en el estudio uno puede trabajar con lluvia, en la calle no es tan factible. Y si bien uno puede retomar la obra cuando quiera, la calle exige en algún punto un ritmo más acelerado. Muchas veces se necesitan alquilar herramientas como andamios o grúas, eso hace que los tiempos sean más acotados.
En la pintura Mural también se debe tener en cuenta el contexto y el espacio donde se va a realizar, para que sea aún más enriquecedor el trabajo. En cambio, la pintura de bastidor se puede emplazar en distintos espacios, trasladar y no es tan dependiente del contexto (excepto algunos casos específicos).
«Para pintar un mural necesitamos accionar todo el cuerpo, requiere de más esfuerzo físico y un ritmo más acelerado».
Las herramientas para trabajar también son distintas en ambos casos. Todo dependiendo de las dimensiones. En la pintura de caballete los pinceles son más pequeños, la cantidad de pintura que se prepara se incorpora en una paleta, por ende es mucho menor que la que se necesita para la realización de un mural, aquí los recipientes son más grandes. Para pintar un mural se necesitan bateas, rodillos, extensores, recipientes para verter la pintura, pinceletas, escaleras, etc. El modo de utilizar el cuerpo también es distinto. Para hacer una pintura de caballete nos valemos del movimiento de nuestra mano y el pincel, en cambio para pintar un mural necesitamos accionar todo el cuerpo, la comodidad no es la misma.
«En la calle el diálogo es otro con la obra. Un mural realizado en la calle es una obra pública a la que todo el mundo puede acceder e involucrarse desde otro lugar, incluso sin tener conocimientos específicos del área artística».
La diferencia se halla también en que un mural realizado en la calle es una obra pública. Todo el mundo puede acceder a ella, sin tener conocimientos específicos del área artística, sin ser un amante de la pintura puede involucrarse con ella desde otro lugar. En cambio una pintura es un tanto más elitista. Para poder apreciarla uno necesita ir a una galería un espacio privado y asisten solo aquellos que sienten interés por ella y entienden del tema o tienen un conocimiento específico. En la calle el diálogo es otro con la obra.
– Cuándo surge un proyecto para la realización de un mural, ¿cómo elegís la temática para la obra?, ¿cómo encauzas los proyectos?
– Eso depende mucho del proyecto que se plantee. Hay trabajos en los que se nos designa un diseño y este se reproduce fielmente. Por ejemplo, en el caso de una obra que realizamos para una campaña de una empresa cervecera para la Copa América, nos dieron una propuesta y nosotros los artistas trasladamos a la pared la imagen prediseñada. En otros proyectos nos eligen por el estilo personal y realizamos nuestros diseños. Y en muchas otras obras quizás la temática nace teniendo en cuenta el espacio donde se va a realizar.
– ¿Cuál es el regalo que el muralismo callejero deja como obsequio a la ciudad y a sus calles?, ¿Qué cosas pasan en ese vínculo entre la obra y el observador, el transeúnte?
– Yo no sé si lo veo como un obsequio o regalo. Creo que es otra manera de comunicar. Sí lo relaciono con un accionar positivo, con una linda intencionalidad por parte de los artistas. En algún punto creo que puede funcionar como un recreo visual. Recibimos todo el día información instantánea de publicidades, señalizaciones, indicaciones. Distenderse frente a una manifestación distinta, más poética y libre de interpretación, sin duda genera una sensación positiva en la gente. La obra funciona como todo aquello que uno expone, una idea o concepto, una manera de ser, un modo de ver la vida. Muchas veces genera controversia, o se presta al debate o a la crítica. Muchas otras el observador se siente comprendido, o comparte el modo de ver del artista, o se ve reflejado en la obra, etc.
«Distenderse frente a una manifestación distinta, más poética y libre de interpretación, sin duda genera una sensación positiva en la gente».
– ¿Cuál es el regalo que considerás dejás vos con tus obras?
– Como dije anteriormente yo no lo veo como un regalo. Si funciona de ese modo, y alguien lo recibe como un obsequio, me llena de gratificación, pero más bien lo veo como una necesidad personal. Es decir, yo hago lo que siento, lo que me gusta, porque me llena de satisfacción el hecho de hacerlo, sin esperar nada a cambio, no como una ofrenda sino exponiendo algo mío, como veo las cosas, como las percibo y esta es mi manera de expresarlas.
– ¿Cuál fue la experiencia más movilizadora que tuviste como muralista?
– Cuando comencé a adentrarme en el mundo del muralismo en muy poquito tiempo conocí a muchísimos artistas con un talento increíble y tuve el gusto en muchos casos de trabajar con ellos. Para mí fue movilizador emprender proyectos con artistas tan completos.
Participar del proyecto Pintó la Isla fue una hermosa experiencia. Este proyecto lo lleva a cabo Gerardo Montes de Oca, profesor de una escuela en Isla Maciel. Su intención junto a algunos chicos, fotógrafos, periodistas etc., es convocar a muralistas para que intervengan la isla con el propósito de que se convierta en un lugar turístico en donde todos aquellos que pasean por el barrio de La Boca se crucen a la Isla Maciel y disfruten de un paseo artístico contemplando las obras de distintos artistas. Su objetivo más concreto es desmitificar así a la isla como un lugar peligroso y como núcleo de delincuencia y aportar al desarrollo del barrio. Es un buen ejemplo de cómo a través de algo que parece tan simple, como pintar la isla y embellecer el espacio, se despliegan muchas otras cosas como el sentido de identidad y de pertenencia al barrio.
«Los artistas estamos influenciados por la sociedad en la que vivimos y por eso es que se puede dar una conexión entre el artista y la comunidad».
– ¿Influye en las decisiones del artista, la sociedad en la que vive o realiza su obra?
– Yo creo que en mayor o menor medida los artistas estamos influenciados por la sociedad en la que vivimos, por el solo hecho de pertenecer a ella. Y por eso es que se puede dar una conexión entre el artista y la comunidad. Las problemáticas, los conflictos, las necesidades, los modos de pensar, muchas veces son compartidos entre los integrantes de una misma sociedad y por ello funciona la comunicación como una ida y vuelta entre ambos.
– ¿Crees que hay una identidad o estilo particular del muralismo argentino y de Buenos Aires hoy?
– Creo que conviven muchos estilos bien diversos y eso es lo enriquecedor e interesante. Muchos pintores de caballete, por así decirlo, están saliendo a la calle a pintar y son de una calidad impecable. Hay un nivel muy alto en Argentina y lo interesante es que cada uno tiene su impronta, su estilo y son reconocibles por ello, tienen una identidad propia.
«Hay un nivel muy alto en Argentina. Hoy conviven muchos estilos bien diversos y eso es lo enriquecedor e interesante».
– Además de ser artista plástica, sos fotógrafa, ¿son dos pasiones que compiten en vos o conviven perfectamente?
– Creo que conviven perfectamente. La fotografía es en la práctica de mural un complemento muy importante para llevar a cabo un registro extenso de mis trabajos y sus procesos.
– ¿Cómo continúa tu carrera artística como muralista, cuáles son tus próximos pasos, proyectos, participaciones? ¿Qué tenés ganas de hacer?
– Tengo ganas de viajar, de pintar en otras ciudades. Ya tuve la experiencia de hacerlo en algunas provincias aquí en Argentina como Mendoza, Entre Ríos y en un país vecino, el sur de Brasil, Florianópolis. Próximamente, en unos meses, estaré viajando al norte de Brasil, Salvador de Bahía, para pintar en algunos eventos y realizar algunos proyectos artísticos en Morro de Sao Paulo. También estaré participando en una nueva edición de Proyecto Persiana, en un evento que organizan colegas y amigos, en esta ocasión en un pasaje de arte en la plaza Las Toscaneras, barrio Villa Real, con la realización de un mural. Y en el proyecto Pinto la Isla por tercera vez.
¿Dónde podemos encontrarte en internet para conocer más sobre vos y tus obras?
Pueden encontrarme en Página web: http://garciayessica15.wix.com/murales
*Las fotografías e imágenes de la presente nota fueron otorgadas por gentileza de Yessica García.
Murales Buenos Aires por Valeria Barrasa se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Basada en una obra en www.muralesbuenosaires.com.ar.