Sus obras tienen un planteo de danza de colores, un cortejo de formas, un baile donde los elementos se pegan y despegan al mismo tiempo. El erotismo de las figuras que te invitan a entrar en la intimidad pura de las emociones.
Lucia Matisic, “Lula” para los más cercanos, artista plástica abstracta, es una apasionada por las formas y los colores que brotan fluidamente de su técnica y estilo. Conversamos con ella acerca de su trabajo en un año tan particular atravesados por la pandemia.
¿Cómo has pasado estos meses de cuarentena en relación al trabajo artístico y en qué te ha sido útil esta pausa?
Los meses de cuarentena para mí tuvieron diferentes etapas en cuanto a la producción artística. Muy al principio cuando la cuarentena era estricta no podía ir al estudio y tenía que estar en mi casa fue como la parte romántica de estar adentro de la casa en lo cotidiano. Encontrarme con cosas que no hacía nunca. Y en un momento pensé…. bueno che… volvamos al estudio, volvamos al taller, si igual no hay riesgo. Entonces ahí fue cuando el trabajo artístico se volvió de alguna manera como algo más esencial. Porque si bien es un trabajo que requiere muchas veces de mucha soledad, todo el tiempo estamos tentándonos con programas y situaciones sociales o reuniones. Entonces para mí fue muy positivo porque potencié muchísimo el tiempo y toda esa introspección que la cuarentena nos trajo al principio.
Y en la mitad nos trajo mucho de vernos a nosotros mismos y ver cuáles son las situaciones críticas, cuáles las positivas, acá tengo que mejorar, acá tengo que aflojar. Todo eso puesto sobre la mesa con tiempo para llevarlo al trabajo artístico.
Si bien a veces una trata de no mezclar específicamente lo emocional con la producción, siempre van de la mano. Así que para mí finalmente estos meses donde la soledad fue algo bastante importante en todos, lo pude usar para producir obras. Igual hay algo que siempre cuento que es muy lindo, cuando uno hace arte o hace alguna disciplina que tiene que ver con la soledad y con uno mismo, en realidad nunca está solo porque eso siempre te acompaña. Y esta soledad de hecho de alguna manera me ayudó a estar mucho más tiempo en el estudio.
Me focalicé en la labor y ese silencio externo que había, sirvió sin duda para seguir, para escuchar lo que tenemos adentro y para seguir con lo que estamos buscando. Por supuesto que también hubo rutinas que adaptar, cambios, más trabajo dentro de la casa, pero aproveché un montón el tiempo.
¿Qué es lo que más te gusta, apasiona de pintar y qué aporta a tu vida?
La pintura para mí es una gran parte de mi vida, es algo que a mí me acompaña todo el tiempo, es como un puente entre lo visible y lo invisible de mí. En esta acción que es la de pintar, todo ese contenido que llevo adentro se vuelve real. Es una búsqueda permanente, que es movimiento, es pensar, es crear, es intentar comunicar a través de la creación. Es como un reino en el que entrás y no querés salir y me pasaría todas las horas de mi día y de mi vida pintando. Hay veces que no tenés ganas, como todo, pero cuando entrás un poquito en esa dinámica enseguida te enganchás. Entonces por todas estas cuestiones siento que me apasiona. Entro en mi propio mundo, en mi propia cabeza, en mi propia espiritualidad, mi propia emoción, en mi propio pensamiento y de repente hay como centros adentro de centros. Cuando yo pienso todo lo que está sucediendo en ese momento y a donde uno puede llegar en esa acción que es pintar, me apasiona ese sentir y me apasiona poder llevarlo a cabo. Y también con esta acción una nunca está sola, entonces es algo que me acompaña todo el tiempo y es un sentimiento que es muy difícil de explicar con palabras, pero al mismo tiempo es algo muy pasional.
¿Cómo pensas tus obras, cómo empieza el camino creativo? ¿Desde donde comenzás a pensar una idea…?
En principio cuando yo arranco una obra tiene dos etapas. Una que es la parte más esquemática en la cual pienso lo que voy a hacer en cuanto a formas, qué es lo que voy a pintar, cuál es la paleta de colores que voy a armar y mi base arranca por ahí. Y después viene otra etapa en la que dejo que aparezca todo lo intuitivo. Yo le doy mucho lugar a lo espontáneo porque creo que ahí suceden cosas muy hermosas. Pero también me gusta prestarle mucha atención al hecho pictórico en sí mismo, a la técnica y al conocimiento previo que tengo. Le presto mucha atención a la parte académica de alguna manera pero a la vez yo soy cero académica. Entonces creo que en mi obra hay mucho caos, de mucha cosa que no es estructurada y al mismo tiempo aparece algo muy disciplinado y hago que esas dos formas convivan.
¿Qué te parece que aporta el arte, la pintura, y las artes visuales a los demás?
Lo que le aporta el arte a la gente… creo que para todos debe ser relativo… me parece que a cada persona le aporta algo diferente. Si yo tengo que decir globalmente lo que para mi aporta, es que aporta ideas, ideas de creación, de expresión, aporta sensibilidad, pero por sobre todas las cosas aporta libertades. Es un campo donde no tiene límites y uno opera libremente. Realmente no tiene ni piso ni techo. Aporta esos universos en donde no hay mucho límite y donde todo queda desdibujado pero todo tiene como un gran contenido desde el pensar, desde el sentir y desde la acción de crear. Todo eso en conjunto genera algo en el ser humano que de alguna manera es medio inexplicable. Aparte también aporta una gran especulación y mucha idea abstracta en el ser humano que es difícil de ponerlo en palabras. Porque de alguna manera en la creación, por lo menos a mí me pasa que pienso, vamos a hacer esto, voy a tratar de que la gente sienta esto, pero que no se note que lo quise hacer. Entonces son estos dos factores de especulación y abstracción jugando juntos, se trata de llevar a que la gente sienta de determinadas maneras diferentes, según cómo está el ser humano en ese momento, cómo esté el espectador en ese momento. Digo abstracción porque mi obra es abstracta.
¿Cuándo empezaste a pintar y cuándo dijiste, “este es el camino que quiero seguir para mi vida”? ¿Y en qué momento se transformó en profesión?
Mi relación con el arte empieza desde muy niña. Yo era una nena muy sensible y bastante retraída, muy tímida, pero siempre tuve ese amor por crear y hacer cosas y engancharme durante horas haciendo pinturas, entonces mis papás me mandaban a diferentes talleres de diferentes escuelas para destacar eso que tenía. Eso siempre estuvo presente. Después fui a un colegio donde tenía la materia arte y en la secundaria era super importante esa materia y dábamos exámenes internacionales. Y arte era una materia re difícil porque aparte de generar contenido y obra tenías que relacionar artistas, tenías que hacer análisis de conceptos sobre las obras. Y después con esa preparación dábamos exámenes. También íbamos a visitar ateliers de artistas, estábamos en contacto permanente con gente que estaba creando y nos contaba cómo era el mundo del arte y las galerías. Visitábamos museos y galerías. Y fue ahí que dije, yo tengo que seguir por este camino de estudiar artes. En ese momento me recibí, de hecho trabajo como maestra de arte en este colegio al que yo fui. Cursé en la Universidad del Arte (UNA), en ese momento cambiaba de Prilidiano Pueyrredón a llamarse UNA y fue un momento de transición. Fue una carrera muy larga y aquí estoy. Igual siempre me mantuve haciendo varias cosas externas a la universidad. No me arrepiento de haber hecho la universidad de arte, pero creo que la academia no aporta todo, hay muchas otras situaciones en las que una tiene que seguir buscando para completarse.
Después me pasó que fui mamá muy joven, a los 23 años y eso pegó como un coletazo en la dirección de lo que yo tenía planeado para mí, entonces si bien seguí trabajando y haciendo arte hubo muchas situaciones que cambiaron y me alejé por un tiempo. Y siempre tuve idas y venidas con el arte, pero también tuve mucho tiempo dedicada a mis dos hijos. Si bien yo siempre tuve interés y siempre hacía talleres y pintaba, me ví bastante detenida en ese momento, que para mí era un momento clave en realidad, porque recién estaba despegando y de repente hubo un cambio de rumbo. Pero después por suerte volví y volví con todo. Creo que esas cosas no se abandonan, se suspenden por un tiempo. También es parte de la búsqueda.
Tus obras tienen un planteo como danza de colores, un cortejo de formas, un baile donde los elementos se pegan y despegan al mismo tiempo…. ¿Cuál es el elemento que te inspira para crearlas?
Lo que me inspira al crear las obras claramente es la vida. Yo soy bastante romántica entonces me inspira la vida, los reinos humanos, los reinos animales y los vegetales, la naturaleza, el pulso, la fuerza, lo que se mueve, lo que nos mueve, el erotismo como gancho, la sexualidad, la idea de construir hacia adentro y hacia afuera y de repente un plano que se transforma en volumen y sucede como una especie de magia, todo eso me inspira muchísimo. Me inspira toda esta danza y estas situaciones que se generan con el erotismo de la forma. Una cosa arma a la otra y así empiezan a potenciarse y hay nacimiento, hay vida, y ahí engancho con lo primero que te dije. Entonces es como una llave, como que entrás por un lugar que te seduce, hay una búsqueda, y después todo se mueve como en un baile, en una danza. Es una búsqueda de diferentes ingredientes donde por momentos se genera muchísima concentración y por momentos se genera muchísimo abandono y esto para mí tiene que ver con la poética de la vida.
Erotismo como gancho y la sexualidad, y claramente la fuerza femenina, porque mi obra tiene bastante vaginalidad… Como gancho me refiero a lo que vez primero, por dónde entrás y después sucede todo lo otro que te comento de entrar en un mundo, en un universo.
A la hora de pintar, que prima más, ¿el color o la forma?
Yo creo que color y forma son cómplices, la amabilidad del color y la suavidad y lo sinuoso de la forma. Son las dos cosas juntas.
En el pasaje de pintar en el taller/atelier a pintar en la calle hay varios pasos. ¿Cuáles son para vos las cosas que cambian entre una obra hecha en estudio, puertas adentro, y una obra en muro, en la calle o vía pública?
La pintura en la calle a mí me encanta, me parece increíble. Yo soy más del gran formato en tela, de pintura dentro del estudio que se conectan en algún momento con el muro porque es gran escala y se relacionan mucho en la construcción y en la parte del impacto.
Creo que la pintura de la calle es otro juego. A mí me da la sensación que la pintura de la calle es mucho más directa y mucho menos delicada. Y creo que la pintura de estudio es más quisquillosa porque se trabaja diferente. La pintura sobre tela tiene cierta flexibilidad, hay otras búsquedas, otras transparencias, hay otras técnicas, otras formas de pintar, hay otros materiales. Frente a esto la pintura de la calle tiene esa cosa mucho más directa, más escenográfica desde la forma que se construye, pero el impacto es increíble. El impacto de la pintura de muro es muy fuerte.
¿Cuál fue el primer mural u obra sobre muro que pintaste? ¿Cómo surgió y cómo se dio el proceso?
En verdad yo no soy muralista, me lancé a hacer murales porque me contactaban para hacer murales y me pedían para hacer trabajos en muro y yo en verdad no hacía trabajos en muro porque hacía trabajos en tela porque es como yo sé trabajar. Y un día me llaman a través de un conocido y me dijo, no me importa, quiero que lo hagas igual. Eran generalmente trabajos privados en casas, en muros externos, o paredes adentro de la casa. Entonces me lancé a hacer mi primer mural en una casa muy linda, muy grande y quedó espectacular. En ese momento la experiencia para mí no había sido buena, el resultado para mí no había sido bueno, pero a ellos les había encantado, entonces me dije: a ellos les re gusta, lo hice bien, me pagaron y a mí esto me genera angustia porque no terminaba de gustarme. Como que no entendía muy bien lo que me estaba pasando. Y bueno, descubrí que la pintura de muro no tiene nada que ver con la pintura de estudio, son para mí casi dos disciplinas diferentes. El gesto del muralista y la construcción del mural y el lenguaje de la calle, no tiene nada que ver con la pintura de estudio.
Entonces me propuse aprender un poco más sobre esto y fui al taller de Leandro Frizzera con quien aprendí un montón sobre latex y sobre construcción de grillas y murales en la calle. Y después hice varios trabajos en muro, generalmente privados, hice alguno que otro en la calle con Male Figueroa Arte, quien también empezó a hacer murales, con quien nos conocimos haciendo un trabajo e hicimos algunos trabajos juntas.
En definitiva, pinto mucho más adentro de mi estudio de lo que hago murales pero después de que aprendí me encanta el trabajo en muro. Y, aunque no soy muralista, me acerqué a aprender porque me parecía un desafío poder hacer algo diferente.
¿Identificás algún rasgo distintivo, algo característico del arte mural o arte en la calle de Buenos Aires, a diferencia de otras zonas geográficas, otras provincias, ciudades, otros países…..?
Lo que yo veo de lo que es murales en Capital, en Argentina o en las diferentes zonas, es que hay de todo y eso me encanta porque tenemos desde gente figurativa, gente geométrica, freestyle, todos los estilos, todos los colores y eso me parece que es super rico, y como somos los argentinos bien diferentes uno con el otro y tomando mucho riesgo, porque veo que hay trabajos impresionantes.
¿Cómo continúa tu carrera artística, qué tenés pensado o deseas hacer próximamente?
A mí las formas orgánicas y los colores me encantan, generalmente los azules son mi debilidad pero intento innovar y abrirme a diferentes paletas, algunas son buenas, otras son interesantes para casos que quedan ahí, pero creo que en la búsqueda suceden cosas y está buenísimo. De mis planes hoy por hoy se han caído varios, pero estoy muy focalizada en producir obra. Sé que cuando uno está produciendo y haciendo, tal vez en el momento no sucede lo que uno espera, pero eso en general viene con el hacer y creo que el desafío es personal y no va en línea de objetivos ni económicos ni de reconocimiento, creo que eso viene de la mano de una gran labor atrás. Entonces se trata de estar todo el tiempo buscando, estar todo el tiempo produciendo, estar todo el tiempo revisando la obra, estar todo el tiempo haciendo clínicas. Ahora estoy estudiando por Zoom, y hace poco presencial, con Sergio Bazán, que me parece un maestro increíble. Entonces todo el tiempo me pongo a revisar mi propia obra y mi propia producción y ajusto y busco y sigo, y eso me parece que es lo interesante de este camino paso a paso que uno apunta a permanecer creando e innovando en arte y esperando que también sucedan diferentes situaciones, que yo creo siempre llegan.
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Fotos: Gentileza Lucila Matisic
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