Dos muralistas que pintaron hace más de un año una obra, plasmada en Monte Grande, hoy se convirtió en un fiel retrato de la dificultad de demostrarle cariño a otro por los límites al contacto físico que impone el Covid-19.
Fuente: El Diario Sur
El mural de la calle Fernando de Toro al 580 en Monte Grande, que fue pintado hace ya un año y medio por Daniela y Romina del grupo artístico Faeryd, conserva aun hoy unos colores tan nítidos que la pintura parece fresca. En plena cuarentena, toma una significancia inesperada, incluso para las mismas artistas.
La obra se mete de lleno en el espacio exterior, por encima de las nubes, donde dos astronautas intentan besarse sin éxito. Sus cascos no se lo permiten. Ese límite impermeable y esférico no los deja materializar ese beso deseado. A la vez, detalle no menor, la barrera que restringe el beso es la que les está salvando la vida. Si se quitaran el casco, probablemente no sobrevivirían en el espacio. Tal cual nos ocurre hoy, pero con los pies en la tierra y con barbijos o mascarillas.
“Antes de hacerlo lo pensamos por el lado del amor por internet, a través del cual se está cerca pero a la vez lejos. Hoy tiene otro significado, y esto sirve para unirnos y valorar más la cercanía y el afecto”, dijo una de las autoras, Daniela, en diálogo con El Diario Sur. Su compañera en cada obra, Romina, apunta a otras vías por las que expresarse: “Hay que estar cerca más en lo emocional cuando no se puede estarlo físicamente, y eso es lo que estamos aprendiendo ahora. Que hay que conectarse desde otro lado con la gente que queremos”.
El grupo Faeryd ya no mira a su creación con los mismos ojos. El mural, en realidad, es el que refleja algo distinto desde que el mundo cambió para todos; desde que los “no besos” son nuestros nuevos besos.